El gesto adquiere un significado especial en un contexto como el de la India actual. La iniciativa fue propuesta por dos docentes de la Pontificia Universidad Urbaniana - el profesor Gaetano Sabetta y la profesora Nadjia Kebour, musulmana argelina que vive en Roma desde hace años - y un grupo de estudiantes y otros amigos del movimiento de los Focolares de Delhi, junto con el padre Victor Edwin SJ, de la Asociación de Estudios Islámicos de la capital de la India.

"Algunos jóvenes estudiantes cristianos de Roma y Delhi acompañan a sus amigos musulmanes en la oración durante el mes del Ramadán - explican a AsiaNews los profesores Gaetano Sabetta y Nadjia Kebour -. Este año el Ramadán coincide con el tiempo de Cuaresma, y ambos son períodos significativos, desde el punto de vista religioso y espiritual, que pueden alentar encuentros entre los creyentes y una renovada comprensión interreligiosa. Tanto Delhi como Roma son lugares centrales para hindúes, musulmanes y cristianos, y una propuesta de este tipo tiene, sin duda, un gran significado religioso y moral", informa Asia News 

La iniciativa forma parte de una experiencia ya vivida en otros contextos: “Nació en la isla filipina de Mindanao – dicen Sabetta y Kebour – donde los cristianos comenzaron una propuesta denominada 'Acompañamiento del Ramadán', que después retomaron algunas parroquias de la ciudad de Liverpool, añadiendo alguna información sobre este tiempo para los musulmanes. 

En la propuesta participan varios estudiantes de Roma y Delhi, coordinados por los docentes. “Es parte de un movimiento más amplio de diálogo y encuentro interreligioso – continúan los dos profesores de la Universidad Pontificia Urbaniana – que también incluye la práctica del Razonamiento Bíblico Interreligioso, una herramienta de diálogo que reúne a personas de diferentes religiones para leer y reflexionar sobre las Escrituras de cada uno. No se trata de buscar un acuerdo, sino de explorar los textos y sus posibles interpretaciones más allá de las fronteras de la religión y también de aprender a "no estar de acuerdo". El resultado es a menudo una comprensión más profunda de las Escrituras del otro y de las propias, y el desarrollo de fuertes vínculos entre las comunidades religiosas”. Uno de los jóvenes estudiantes comentó: "Es una pequeña puerta abierta para que cualquier cristiano entre en el mundo religioso musulmán, se beneficie y disfrute de él, superando los prejuicios".

“Lo único que buscamos – concluyen Sabetta y Kebour – es promover el amor entre religiones y culturas a través del conocimiento recíproco y del compartir, incluso realizando junto actividades por el bien común. No faltan las dificultades, considerando los prejuicios que nacen de la ignorancia y de la simplificación de ambas partes, y también los obstáculos para encontrarse con el otro, pero nada puede detener este lento aunque constante movimiento de acercamiento interreligioso al único Dios".