Inspirado en viejos manuscritos coránicos de los períodos mongol y mameluco se presentó un Corán finamente decorado que llevó 20 años de esmero y dedicación.
Se mostró en público este ejemplar con motivo de la conmemoración del nacimiento del Profeta Muhammad (P y B), en un centro de conferencias al este de El Cairo, en Egipto. Allí asistieron el presidente egipcio, Abdul Fatah Al Sisi, y el director de la Universidad de Al Azhar, Ahmed Al Tayeb.
“Se utilizaron decoraciones geométricas tomadas como inspiración de manuscritos antiguos”, recalcó el sheik Al Tayeb.
Eso no es todo: se usó papel de algodón puro, sin aditivos. De ese modo se garantiza preservar el hilo del oro. Y por otra parte, para su portada, se empleó piel natural de vaca y grabado térmico. Fue un trabajo titánico que mixturó la pericia de calígrafos expertos con un software de última tecnología que reproducía la letra de un célebre calígrafo, de inicios del siglo XX, Muhammad Jaafar, en tiempos del rey Ahmed Fuad, de Egipto.