Altos funcionarios gubernamentales de varios países islámicos junto con figuras y líderes religiosos musulmanes, se han pronunciado en contra de la parodia de la Última Cena en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 que conmocionó a los cristianos y a otras personas en todo el mundo.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró que "a ceremonia ofendió no solo a los cristianos, sino también a los musulmanes.
«La vergonzosa escena de París ofendió no solo al mundo católico, no solo al mundo cristiano, sino también [nos ofendió] a nosotros, y causó indignación en nosotros», aseveró.
“La inmoralidad mostrada en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París puso de manifiesto una vez más la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos”, añadió el mandatario turco.
La máxima institución de la rama sunita del islam en Egipto también emitió un comunicado condenando la representación de la ceremonia olímpica.
“Las escenas retratan a Jesucristo”, se lee en el comunicado de Al-Azhar, “es una imagen ofensiva que implica una falta de respeto a su persona”.
El Consejo Musulmán de Ancianos, bajo la presidencia del Dr. Ahmed Al-Tayeb, gran imán de Al-Azhar, también emitió una denuncia de la ceremonia de inauguración.
“Este acto vergonzoso mostró una completa falta de respeto por las creencias de las personas religiosas y los altos valores morales que aprecian”, se lee en el comunicado. “El consejo rechaza inequívocamente todos los intentos de degradar los símbolos religiosos, las creencias y las figuras sagradas”.
El imán Yahya Pallavicini, de la Mezquita Central al-Wahid de Milán y vicepresidente de la COREIS, afirmó: «Los símbolos religiosos deben ser todos respetados, no vilipendiados, no ostentados, no abusados para una competencia desleal o para una instrumentalización pseudo-política y nacionalista y no deben ser nunca objeto de burla de artistas que, en nombre del espectáculo y del relativismo de las diferencias, quieren provocar la exclusión de la educación religiosa de cada auténtica identidad de fe».