El Ramadán es una de las formas de ayuno intermitente mas estudiadas. Hablamos de un patrón de ingesta de alimentos que alterna periodos de ayuno, sin ingerir alimentos o con una reducción significativa de calorías, con periodos de ingesta de alimentos sin restricciones. La forma de ayuno intermitente mas habitual es ayunar durante 16 horas y comer en un intervalo de 8 horas. Que es justo lo que se hace durante el Ramadán.
Durante las últimas cuatro décadas se han llevado a cabo numerosos estudios sobre los efectos del ayuno del Ramadán en la salud. Las investigaciones muestran que, al igual que en otras situaciones de ayuno, tras el Ramadán se produce una mejoría de la composición corporal. Esta consiste en una disminución del peso, del porcentaje de grasa corporal y del índice de masa corporal. Y es mayor en individuos con sobrepeso u obesidad.
Los cambios corporales se deben fundamentalmente a dos razones. Por un lado, la restricción en la ingesta calórica, ya que se pasa de un patrón de 3-4 comidas diarias a uno de 2 comidas por la noche. Y por otro, la adaptación del metabolismo, que hace que se quemen mas grasas para la obtención de la energía necesaria para el funcionamiento del organismo.
Además, al igual que en otras situaciones de ayuno intermitente, también se produce una disminución de los niveles de colesterol total y colesterol LDL, de la glucemia en ayunas, de la presión arterial y un aumento de la sensibilidad a la insulina. Todas estas adaptaciones al ayuno se consideran beneficiosas desde el punto de vista metabólico.
En definitiva, todo indica que el ayuno del Ramadán es bueno para nuestra salud metabólica y tiene pocos efectos perjudiciales. Además de que sus efectos fisiológicos y nutricionales acaban cuando termina el mes de ayuno, informa theconversation.com