Malmö (Suecia) acoge este sábado la final del Festival de la Canción de Eurovisión. Esta edición es marcada por la vuelta después de tres décadas de Luxemburgo, pero también por una contradicción ya que Rusia sigue sin concursar, se lo prohibieron tras la invasión de Ucrania, y es objeto de polémica —y la presencia de Israel por el reguero de muertos que está dejando su ejército en la franja de Gaza.
Algunos seguidores han decidido disfrutar de Eurovisión como si nada, o a pesar de todo. Pero no son pocos los que han llamado al veto de Israel en el concurso o directamente al boicot del festival: a no verlo, a no participar en las votaciones, a no dar publicidad ni audiencia en las redes, informa el diario el País.
Quienes han viajado a Malmö se han encontrado con una celebración diferente a la de otros años. A la alegría y la fiesta que rodea el festival se ha sumado la seguridad reforzada por la proliferación de manifestaciones que denuncian la masacre en Gaza. La organización de Eurovisión ha recordado, además, la prohibición de enseñas y símbolos de países ajenos al concurso. Y si esto sucede, se oculta, como ocurrió durante una semifinal: el cantante Eric Saade actuó con un pañuelo palestino atado a la muñeca, la organización criticó el gesto y no publicó el vídeo en sus plataformas. “En Eurovisión participa Israel y podrán ondearse banderas israelíes mientras comete una masacre, lleva a cabo destrucción masiva en Gaza y grandes violaciones del derecho internacional y derechos humanos”, tuiteó la periodista Olga Rodriguez al compartir el vídeo
Por si la participación de Israel no estuviera lo suficiente en entredicho, su delegación ha tenido que modificar su propuesta por incluir contenido político, algo prohibido en el certamen: la primera, October Rain, hablaba de los soldados muertos en Gaza. También les rechazaron una segunda por razones que no trascendieron. La cuenta de X @eurovisionnewz, dedicada a noticias del festival, publicó entonces que la participación de Israel no estaba clara, y muchos usuarios lo celebraban.
Israel califica de “antiisraelíes” estas protestas, que no son más que reproches a la acción del país en la franja de Gaza. No toda crítica a la acción del Gobierno de Netanyahu es antisemita. Sin embargo, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora de este festival que intenta evitar las declaraciones políticas, no parece escuchar a su audiencia, no parece preocuparse por las violaciones de derechos humanos de los países participantes, como hizo en 2022 con la invasión de Ucrania.