Tal y como recoge Diario Sur, citado por Huffpost, los arqueólogos han identificado los restos de un patio (que normalmente se encontraba en el centro de la vivienda) junto a un pozo destinado al suministro de agua de la casa. Además también es destacable la existencia de un suelo pintado de rojo, algo típico de la época califal.
Más allá de esas estancias, a los expertos les ha llamado la atención el hecho de que, con el objetivo de poder cimentar sobre las arenas, quienes residían en Málaga en el siglo X-XI realizaron mejoras en el terreno a través de obras de ingeniería que asentaron la superficie mediante la colocación de arcillas o rocas.
Según los especialistas, esa forma de mejorar la cimentación era muy habitual del lugar de origen de quienes habitaban la ciudad malagueña en esa época: los desiertos del norte de África.
Respecto a este hallazgo, la consejera de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz, ha destacado que “las obras, además de mejorar la movilidad, han contribuido a rescatar la historia, poniendo en valor la huella que dejaron las diferentes civilizaciones”.