“Es una victoria para todas las mujeres”, dice con emoción Yashmin Harun. Aún le tiembla la voz cuando habla del “King’s Award”, la máxima distinción británica al voluntariado, que acaba de recibir su asociación.
A menudo se debate sobre las mujeres musulmanas, la Asociación Deportiva Muslimah (MSA) ofrece una respuesta concreta e innovadora. Desde las canchas de baloncesto de Londres hasta las esteras de yoga, la asociación demuestra que la emancipación y el respeto por los valores religiosos no son incompatibles.
"Demostramos que una mujer puede ser musulmana, deportista y realizada", subraya Yashmin. Un mensaje que resuena especialmente en un momento en el que persisten los prejuicios sobre la práctica deportiva de las mujeres musulmanas. La MSA ofrece así una tercera vía, alejada de clichés y controversias.
El proyecto “Creating HERstory”, ahora en los Archivos de Londres, es testigo de esta revolución silenciosa. "Nuestros miembros se convierten en modelos para la nueva generación", observa el fundador. Una evolución social que la Corona británica optó por distinguir. La MSA se suma así al círculo de 281 organizaciones distinguidas este año, demostrando que el deporte puede ser un formidable vector de emancipación y diálogo intercultural.