El Parlamento ruso está estudiando la introducción de finanzas islámicas para 2025, centrándose primero en las regiones predominantemente musulmanas de Tatarstán y Daguestán.
Este anuncio del presidente del Comité de Mercados Financieros, Anatoli Aksakov, marca un avance significativo en el sistema bancario nacional.
Frente a las restricciones occidentales, Moscú busca atraer inversores de países musulmanes a un mercado financiero halal estimado en 3.000 millones de dólares. Este sistema, que prohíbe el interés y la especulación, podría abrir nuevas perspectivas económicas.
Al mismo tiempo, el Kremlin está fortaleciendo sus vínculos con los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Turquía, desarrollando así una alternativa a los circuitos financieros tradicionales. Esta estrategia es parte de un movimiento más amplio de reorientación económica hacia el Este.
Esta iniciativa se hace eco de experiencias ya llevadas a cabo en Malasia e Indonesia, donde las finanzas islámicas coexisten con el sistema bancario convencional. Rusia podría inspirarse en estos modelos híbridos que han demostrado su eficacia, en particular para atraer inversiones del Golfo, según Mundo Islam.