El Ramadán, practicado por los musulmanes, implica la abstinencia total de comida y bebida entre el amanecer y el anochecer. Las comidas se toman sólo antes del amanecer (souhour) y después del atardecer (iftar).
La Cuaresma cristiana ortodoxa, por otro lado, se centra en una dieta vegetariana estricta, excluyendo alimentos de origen animal y ricos en grasas, durante varias semanas. Estas dos prácticas, aunque diferentes, comparten una dimensión espiritual y una disciplina dietética que influyen en el metabolismo.
El estudio dirigido por Duane Mellor comparó los impactos del Ramadán y la Cuaresma en los parámetros de salud cardiovascular. Aquí están los principales resultados.
Ramadán: disminución de la presión arterial y pérdida de peso La abstinencia de alimentos y bebidas durante el día reduce la producción de insulina, que actúa favorablemente sobre el sistema nervioso simpático, regulador de la presión arterial. La pérdida de peso observada también podría contribuir a mejorar la salud cardiovascular.
Cuaresma: reducción del colesterol. Una dieta rica en frutas, verduras y fibra, combinada con la ausencia de grasas animales, provoca una bajabnotable de los niveles de colesterol. Esta dieta vegetariana temporal ofrece beneficios similares a los observados en enfoques dietéticos sostenibles, como la dieta mediterránea.
Efecto metabólico del Ramadán: la reducción de la ingesta calórica durante el día provoca una disminución de los niveles de insulina. Esta modificación metabólica limita la inflamación y mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos.
Efecto nutricional de la Cuaresma: El aumento del consumo de fibra, vitaminas y minerales estimula una mejor gestión de los lípidos en sangre. Este cambio dietético temporal también puede ayudar a regular los niveles de azúcar en sangre.
Aunque estos resultados son prometedores, Duane Mellor señala que los beneficios de los ayunos religiosos dependen de los hábitos alimentarios fuera de estos periodos. Ayuno seguido de consumo excesivo.
Este estudio destaca los impactos positivos que las prácticas culturales y religiosas pueden tener en la salud. Si estás celebrando el Ramadán o la Cuaresma, estos datos podrían animarte a adoptar un enfoque más reflexivo en tu elección de alimentos. Pero recuerda: como ocurre con cualquier cambio nutricional, siempre es recomendable consultar a un profesional sanitario.