La ciudad alemana de Erfurt vive un acontecimiento histórico: la inauguración de la primera mezquita con minarete y cúpula en el este de Alemania, fuera de Berlín. Este logro simbólico se da en un contexto particular para la región.

Según estimaciones del BAMF, en los nuevos Länder (excluido Berlín) viven actualmente entre 190.000 y 200.000 musulmanes, o sólo el 1,5% de la población local. Una cifra que contrasta marcadamente con el 10% observado en la parte occidental.

A diferencia de la región occidental, donde los fieles generalmente se agrupan según su país de origen, las mezquitas en Alemania Oriental dan la bienvenida a musulmanes de diversas nacionalidades dentro de la misma comunidad. Esta diversidad se explica, en particular, por el menor número de lugares de culto en la región. Las estructuras religiosas allí son más recientes y en su mayoría autogestionadas por voluntarios.

Sin embargo, el contexto sigue siendo delicado: los estudios muestran una islamofobia más marcada en el Este. Según una encuesta de la Universidad de Leipzig, casi uno de cada dos residentes apoyaría una prohibición de la inmigración musulmana, 10 puntos más que en Occidente. Esta mezquita representa así un paso importante para la visibilidad y la integración de la comunidad musulmana en Alemania del Este, a pesar de los persistentes desafíos.