La ciudadana española de origen marroquí Nezha El-Hajjaji viajaba con su marido y sus tres hijos a su país natal para pasar las vacaciones cuando un accidente de tráfico segó su vida el 22 de junio de 2024.
Esta activista al frente de la Asociación de Mujeres Inmigrantes Árabes y Africanas de Huesca, que luchó contra los prejuicios sobre el Islám y cobró protagonismo por dar la cara ante los ataques de Vox, llevaba más tiempo viviendo en España que en Marruecos. "Soy oscense, aragonesa y española", proclamaba.
Sin embargo, no pudo ver cumplido su deseo de recibir sepultura en su ciudad de adopción, ya que Huesca carece de un espacio para los enterramientos islámicos. Sus restos reposan en el cementerio zaragozano de Torrero, a donde debe desplazarse la familia para visitar su tumba.
Tener un lugar para los musulmanes en el cementerio municipal de Huesca fue uno de sus frentes de batalla, y ahora su asociación ha tomado el testigo y ha vuelto a pedir al Ayuntamiento que lo acondicione.
Dos meses después de la muerte de Nezha se trasladó por escrito una petición, y no era la primera, para que cumpliera con la Ley 26/1992, derivada del acuerdo entre el Estado y la Comisión Islámica de España, que reconoce el derecho a la concesión de parcelas reservadas para enterramientos islámicos en cementerios municipales, posibilitando así a los practicantes de esta fe observar sus ritos.
La petición se volvió a reiterar en una reunión entre la alcaldesa, Lorena Orduna, y la Federación de Asociaciones por la Multiculturalidad el 9 de enero.
Según la Unión de Comunidades Islámicas de España, en 2024 vivían en la provincia 16.358 personas de esa confesión. Una de ellas es Rachida Raihami, amiga de Nezha y que tomó el relevo al frente de la Asociación de Mujeres Inmigrantes Árabes y Africanas. "Mis hijos viven aquí, ya no son inmigrantes, y yo quiero ser enterrada aquí, darles la posibilidad de que visiten mi tumba", comenta esta marroquí de origen, que lleva 27 años en España y ya tiene la nacionalidad, según informa Heraldo.
Rachida Raihami, junto a Meriem Mekkaoui, Nasiba Hussam y Rakia Bentaban dan testimonio de su reivindicación junto al cementerio de Huesca, donde aspiran a tener un espacio islámico. Rakia, de Marruecos, lamenta la lentitud para conseguirlo, "porque hace mucho tiempo que lo hemos pedido", mientras Meriem, de Argelia, cree que sería "un paso importante hacia el fortalecimiento de la convivencia". Nasiba, de Ghana, habla del alto coste de la repatriación de los cuerpos a sus países, "y no todos pueden suscribir un seguro".
Las cuatro mujeres afirman que la asociación ha hecho la misma reclamación a las tres o cuatro últimas corporaciones municipales, sin éxito, y no ocultan que la muerte de Nezha les dio fuerza para insistir "porque ella siempre reivindicó que somos musulmanes aragoneses". "Nos han dicho que lo van a mirar, que hay un terreno apto. Mucha gente en la provincia es musulmana, no solo de Marruecos o Argelia, también del resto de África, de Asia, o españoles de nacimiento", afirma Rachida. En la segunda ciudad, Monzón, tampoco tienen cementerio. Alguno recibe sepultura en el no sacralizado, señala el Ayuntamiento.