Aunque no es musulmán, el atleta residente en Utah quería comprender mejor la experiencia de millones de personas en todo el mundo que se abstienen de comer y beber desde el amanecer hasta el atardecer durante el mes bendito.

"Quería hacerlo simplemente para comprender la perspectiva del 20% del mundo que actualmente lo hace durante todo el mes", declaró a Deseret News el martes.

Para prepararse, Watson investigó las mejores maneras de entrenar durante el ayuno y consultó con amigos que observan el Ramadán. También estudió cómo los atletas musulmanes equilibran su rendimiento con el ayuno.

Watson, quien creció en Texas pero ahora entrena en Utah, usó sus conocimientos de nutrición para mantenerse con energía. Añadió caseína, una proteína de digestión lenta, a su avena de la noche anterior para obtener energía sostenida. Como muchos musulmanes, rompió su ayuno al atardecer con dátiles.

"Un dátil suele ser tradicional porque puede subir el azúcar en sangre bastante rápido, pero no necesariamente te abrumará ni te hará sentir mal (en comparación con) si comieras una comida completa justo después de romper el ayuno", explicó.

Además del ayuno, Watson incorporó cinco momentos de reflexión a su día, inspirados en la práctica islámica del Salah (oración). Admiraba cómo diversas tradiciones religiosas —el cristianismo, el judaísmo y el islam— dedican tiempo a la oración y al descanso.

Aunque no siempre rezaba, aprovechaba estos descansos para reflexionar, escribir en su diario y leer, incluyendo una traducción del Corán al inglés.

Los atletas musulmanes suelen ajustar sus horarios, trabajando con entrenadores para optimizar sus niveles de energía durante el ayuno.

Para Watson, el mayor desafío era dormir. Para comer antes del amanecer, se despertaba a las 5 a. m. y luego intentaba descansar unas horas más.

"Siempre he tenido un horario de sueño bastante frágil debido a los muchos viajes. Noto una diferencia física cuando no logro dormir completamente", comentó.

Dormir mientras digiere los alimentos aumentó su frecuencia cardíaca en reposo, lo que afectó ligeramente su recuperación. Sin embargo, la experiencia le pareció gratificante.

Aunque el ayuno afectó sus niveles de energía, Watson descubrió beneficios inesperados. El descanso del entrenamiento le hizo apreciar aún más la escalada.

“Cuando llegué al gimnasio, lo disfruté mucho más. Me hizo reflexionar y darme cuenta de que me encanta el deporte que practico, la escalada, y estaba muy agradecido de estar en el gimnasio”, dijo.

También notó que podía entrar en un estado de fluidez más rápido después de romper el ayuno.

“Después de romper el ayuno, descubrí que era mucho más fácil hacerlo, y no sé exactamente por qué. Podría ser la cantidad de reflexión, o algún tipo de fenómeno fisiológico. Pero definitivamente funcionó de esa manera, y eso fue muy emocionante para mí”, dijo.

Animando a otros a explorar diferentes culturas, Watson describió el ayuno como una “experiencia enriquecedora”.

“También creo que uno realmente se convierte en una persona más holística cuando aprende de muchas fuentes diferentes de todo el mundo, y nunca ha sido tan fácil hacerlo en la era de internet”, dijo.

Esta no será la última vez que ayune durante el Ramadán. El año que viene, Watson espera observar el mes completo en un país musulmán.

"Porque el componente comunitario del Ramadán es muy fuerte", dijo.

Por ahora, se centra en las competiciones de la Copa Mundial de la IFSC de este año mientras trabaja para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.